Se va el verano, comienza el otoño, y por acá aprovechamos las últimas ciruelas de la temporada que están super sabrosas. De todas maneras, a esta tarta le va la fruta que mas te guste combinándola con la mermelada que quieras, y una vez que la pruebes se va a transformar en uno de tus compañeros favoritos para el desayuno o la hora del té.
Ingredientes para la masa:
- 350 gr de mix de harina o premezcla para panadería y repostería sin gluten
- 2 cdas de azúcar rubia orgánica
- 3/4 cdta de sal marina o rosada del himalaya
- 190 cc de aceite de girasol alto oleico o aceite de coco; o 225 gr de manteca (yo usé aceite de girasol)
- 120 cc de agua helada
Ingredientes para el relleno y cobertura
- 2 cdtas de fécula de maíz
- 8 cdas de mermelada suave, puede ser de durazno, damasco o ciruela (yo usé de durazno)
- 6 ciruelas grandes
- azúcar mascabo
- 1 huevo orgánico o agroecológico
Procedimiento:
- Colocamos el mix de harinas, el azúcar y la sal en un recipiente y mezclamos. Añadimos el aceite o manteca en cubos y mezclamos hasta obtener una especie de arenado. Agregamos de a poco el agua helada hasta integrar y formar un bollo. Luego partimos el bollo en dos partes para obtener dos bollos más pequeños. Tapamos y llevamos a la heladera por 45 a 60 minutos.
- Mientras, lavamos bien las ciruelas y las cortamos en rodajas.
- Tomamos un molde (preferiblemente desmontable) de unos 20 cm de diámetro y forramos la base con papel manteca o vegetal, y lo aceitamos con unas gotas ayudándonos con un pincel.
- Colocamos uno de los bollos en el interior y vamos estirando la masa con la mano hasta llegar a los bordes tratando de que queda lo más parejo posible, ayudándonos con los puños. El otro bollo lo vamos a partir en pedacitos y los vamos a ir colocando en el borde para formar un zócalo, ayudándonos con las dos manos y asegurándonos que las uniones queden perfectas para que no se escape el relleno. Trabajar con harina sin gluten tiene sus mañas, tenemos que ir dándole forma y ayudándonos con las paredes del recipiente y los dedos de las manos hasta lograr que se compacte, y trabajarla con mucho amor.
- Pinchamos la base con un tenedor y esparcimos las cucharaditas de fécula de maíz. Arriba colocamos la mermelada hasta cubrir toda la superficie, y luego las rodajas de ciruelas. Espolvoreamos con azúcar mascabo.
- Con ayuda de una espátula o cuchillo doblamos los bordes restantes de la masa hacia el interior, lo pincelamos con huevo batido y espolvoreamos azúcar mascabo.
- Llevamos a horno precalentado a 180 grados por 40 minutos, hasta que esté doradita.
Antes de desmoldar, dejamos enfriar. Podemos comerla sóla o con una buena cucharada de crema batida.